¿Cómo se origina el acúfeno?
Cuando los sonidos entran en el oído, el sonido activa las pequeñas células auditivas de la cóclea (oído interno). Las células auditivas a continuación convierten el sonido en señales nerviosas que envían al centro auditivo cerebral, a través del nervio auditivo. Si se produce una lesión en algunas de las células auditivas de la cóclea, empezaran a transmitir señales erróneas por el nervio auditivo. Estas señales erróneas, cuando llegan al centro auditivo cerebral, se percibirán como un acúfeno. El acúfeno está causado por la falta de comunicación y erróneo procesamiento de las señales eléctricas, entre el oído interno y (cóclea) el cerebro.
Cuando el sonido viaja por el canal auditivo hacia el oído interno, ocurre una vibración de las células auditivas que se encuentran en la cóclea.
Esas células auditivas convierten las ondas sonoras en una señal eléctrica que a continuación se envían a la corteza auditiva del cerebro, por medio del nervio auditivo, para que tenga lugar el procesamiento auditivo
El cerebro auditivo: un camino sensorial
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El oído recoge energía mecánica (sonido)
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Los receptores altamente sensibles, convierten la energía mecánica en energía eléctrica.
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La energía eléctrica (señales) se envía para poder comunicarse con el cerebro.
Cuando las células auditivas se dañan por los ruidos muy intensos, el cerebro no recibe por completo la señal acústica que esperaba. Por consiguiente, el cerebro «sube el volumen» del nervio auditivo, lo cual da lugar a la creación de «ruido eléctrico» que conduce a la ilusión sonora; es decir, al acúfeno.
Acúfeno = Un mal procesamiento de señales
Un zumbido se percibe como una amenaza, desencadenando la respuesta de «lucha o huida» para alertar al cuerpo del peligro
Estas células ciliadas auditivas ayudan a transformar las ondas sonoras en señales nerviosas. Si las vías o circuitos auditivos cerebrales no reciben las señales correctamente procedentes de la cóclea, el cerebro intenta corregir el problema con un «aumento de la amplificación» en esas vías en un esfuerzo por detectar la señal, casi de la misma manera que subimos el volumen de la radio de un coche cuando tratamos de encontrar la señal de una emisora de radio.
El ruido eléctrico resultante es similar a lo que ocurre con la aparición del acúfeno. Así pues, el acúfeno será «agudo» si la pérdida de audición está en el rango de las altas frecuencias, y un acúfeno grave si la lesión auditiva se localiza en las frecuencias bajas.
Este tipo de acúfeno se asemeja al dolor del miembro fantasma en un paciente que ha sufrido de una amputación (el cerebro produce anormales señales nerviosas en un intento de compensar la falta de información debido a la amputación de la pierna o brazo.
La activación del sistema límbico contribuye en gran medida a aumentar el estrés y la ansiedad relacionada con el tinnitus. El sistema límbico es la parte del cerebro que controla nuestras emociones, por ejemplo:
- Miedo
- Ira
- Felicidad
Las partes del sistema límbico que están más relacionadas con la aparición del acúfeno son:
El hipocampo, que almacena y recupera recuerdos.
La amígdala que determina el significado emocional del evento y la necesidad de una liberación de neurotransmisores (por ejemplo, respuesta de lucha o huida)
El sistema límbico también puede reaccionar al sonido, ya sea un sonido repentino o un sonido constante, como el acúfeno.
La activación del sistema límbico contribuye en gran medida al aumento del estrés y la ansiedad relacionados con el tinnitus.
Desarrollo del acúfeno
La reacción al acúfeno puede ser de dos formas. Cualquier persona puede habituarse al acúfeno e incluso escucharlo conscientemente sin verse afectado por la percepción del zumbido. Esta habituación puede ocurrir si el cerebro no percibe el acúfeno como algo amenazante, sino como un sonido neutral o poco interesante que el nivel consciente del cerebro no se ocupará. Pero también puede suceder que la persona afecta por el zumbido reaccione muy negativamente y no consiga ignorarlo.
Si percibe por primera el zumbido y permanece conscientemente escuchándolo, este puede convertirse en permanente e intrusivo. En su subconsciente, puede empezar a pensar por qué el acúfeno está ahí, y qué debe hacer para deshacerse de él
¿Cuáles son las consecuencias del acúfeno?
Los estudios han demostrado que el acúfeno puede afectar principalmente a la audición, sueño y concentración. El acúfeno puede interferir con la percepción de otros sonidos, lo cual conlleva a un impacto negativo en la comunicación.
También puede causar problemas en los contextos educativos y laborables, ya que la dificultad para concentrarse puede ocasionar en dificultades en la lectura y comprensión de textos. Otros efectos secundarios del acúfeno pueden ser irritabilidad, frustración, impotencia, ansiedad y/o depresión
Suele haber graves problemas a la hora de conciliar el sueño y muchas personas con acúfenos los perciben más intensos al despertar, sobre todo si es después de un corto periodo de descanso. Todo esto puede, por supuesto, afectar la calidad de vida, incluso si el acúfeno da una menor o mayor capacidad y el deseo de participar en actividades sociales
El sistema límbico cerebral amplifica todas las señales que subjetivamente se perciben como importantes. El sonido del acúfeno también se amplifica en el sistema límbico, debido a que el zumbido se percibe con, o una señal de peligro.
Las consecuencias del acúfeno proceden de que las señales percibidas en el sistema auditivo afectan a otros sistemas corporales, y estas señales dan lugar a estados mentales emocionales positivos o negativos
Al activar el sistema límbico, se generan emociones negativas (ansiedad, pensamientos catastróficos, etc.) debidas al acúfeno. Así pues, se activará el sistema autónomo que provocará una elevación de la frecuencia cardíaca, sudoración, mareos, malestar, etc.